La alta miopía es una condición que afecta a una gran cantidad de personas en todo el mundo y puede tener consecuencias graves en la salud ocular. En esta ocasión, el Dr. Agirretxe nos proporciona información sobre cómo la alta miopía puede afectar la salud del nervio óptico y cómo se puede prevenir la neuropatía óptica en pacientes con esta condición. Esperamos que este artículo sea de gran ayuda para aquellos que sufren de alta miopía y para aquellos que buscan información sobre cómo cuidar su salud visual.
¿Qué es la neuropatía óptica?
La neuropatía óptica es un término general que se refiere a los daños infligidos al nervio óptico del ojo. Se trata del nervio situado en la parte posterior del globo ocular que transmite la información visual del ojo al cerebro, permitiéndole ver. Esta afección empeora con el tiempo si no se trata.
Prevalencia de la alta miopía en la población
La miopía es una enfermedad con una prevalencia creciente a nivel mundial. Así, se estima que en el 2050 la mitad de la población mundial será miope. En lo que respecta a la alta miopía (más de 8 dioptrías) esta prevalencia, que en la actualidad es del 4%, llegará al 10% de la población.
¿Cómo afecta la alta miopía a la neuropatía?
La alta miopía lleva consigo el desarrollo diversas alteraciones oculares que pueden ser responsables de una pérdida de visión progresiva. Entre ellas destaca la afectación de la retina central (maculopatía miópica), de la retina periférica (predisposición al desprendimiento de retina) y del nervio óptico.
El nervio óptico es el cable por el cual llega la información al cerebro desde el globo ocular. Su afectación se traduce en la aparición de defectos en el campo visual del paciente, que pueden crecer a lo largo de la vida, ocasionando limitaciones progresivas.
Entre los defectos de este nervio destaca el glaucoma, que afecta al 30% de los altos miopes, y consiste en la afectación derivada del exceso de la presión intraocular. Existen otras alteraciones posibles del nervio óptico en el contexto de la alta miopía, que pueden provocar, al igual que el glaucoma, alteraciones en el campo visual. Entre ellas destacan cuadros como:
- El disco oblicuo
- La cavitación coroidea peripapilar
- Las crestas esclerales
- Las fosetas papilares
- La esquisis laminar
En conjunto, se trata de modificaciones de la estructura del nervio debidas a la alteración (tracción y adelgazamiento) de la pared del globo ocular, formada por la retina, coroides y esclera. Estas modificaciones conllevan la aparición de una pérdida de las fibras del nervio óptico y la consecuente reducción del campo visual.
El disco oblicuo consiste en la rotación y torsión de la inserción del nervio óptico que ocurre en ocasiones durante el proceso de miopización. Da lugar a la aparición de manchas en el campo visual (escotomas) difíciles de distinguir de los escotomas propios del glaucoma.
La cresta escleral consiste en la aparición de una deformidad de la esclera adyacente al nervio óptico responsable de una pérdida neuronal a este nivel.
Las fosetas son hundimientos de la pared del globo ocular situados, bien en el nervio, o bien adyacentes al mismo, que dan lugar a una pérdida de las neuronas suprayacentes.
Por último, la esquisis laminar es un desdoblamiento del tejido situado en la parte anterior del nervio óptico (tejido preliminar), responsable de la aparición de defectos en el campo visual
Cómo evitar la neuropatía óptica
En la actualidad no existe tratamiento para estas alteraciones. Sin embargo, es importante documentar su existencia, así como monitorizar sus cambios mediante la realización de pruebas diagnósticas como la retinografía, campimetría y tomografía óptica de coherencia. Solo así podemos estudiar el origen de la pérdida visual de estos pacientes y podremos, en un futuro, dar un tratamiento correcto.
