Aunque la mayoría de las personas con problemas de visión (miopía, astigmatismo, presbicia, hipermetropía…) recurren a las gafas como primera opción para corregir estos defectos visuales, cada vez son más las que prefieren ponerse lentillas tanto por comodidad como por estética. Según los datos del último informe elaborado por la Asociación Europea de Fabricantes de Lentes de Contacto (Euromcontact), cuatro de cada cien españoles llevan lentillas, un mercado que ha crecido un 3,29% en el último año. Aun así, estamos lejos de los países nórdicos, donde el uso de lentes de contacto supera, con mucho, la media europea, con Suecia (14,68%) y Dinamarca (14,67%) a la cabeza.
Al margen del número de usuarios, este tipo de lentes no dejan de ser un elemento externo que se ‘acopla’ a la superficie ocular durante muchas horas –generalmente más de las ocho recomendadas por los expertos–, «por lo que se debe ser especialmente cuidadoso tanto en su utilización como en su mantenimiento. Aunque no es lo habitual, un mal uso de las lentes de contacto puede derivar en un trasplante de córnea o directamente en la pérdida del ojo», alerta el doctor Juan Durán de la Colina, director médico del Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología (ICQO) y catedrático de Oftalmología de la UPV. Estos son los errores más frecuentes que se cometen con las lentillas.
Tipos de lentillas
Antes de nada, conviene aclarar que las lentes de contacto son un producto sanitario, de manera que solo un profesional de la vista (oftalmólogo, óptico-optometrista) puede prescribirlas. «Las lentillas tienen que estar conservadas adecuadamente, además de tener un origen controlado para garantizar que ese producto cumple todas las normativas», precisan en el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas (CNOO).
Las lentes de contacto no son un ‘plastiquito’ que se coloca delante de la córnea para ver mejor. «Es un producto mucho más complejo. Necesita que el ojo la tolere, que no cause daños, que mantenga las propiedades ópticas y que sea biocompatible…», enumera el doctor Durán de la Colina, miembro de la Sociedad Española de Oftalmología (SEO).
La más conocida es la lentilla blanda, «la de toda la vida», tanto en su versión mensual como desechable diaria. Se trata de un producto poroso que permite la entrada de oxígeno a la córnea y acapara el 75% de las ventas en nuestro país. Las más recomendadas por los expertos son las fabricadas en hidrogel de silicona. Otras que también tienen un público muy fiel son las semirrígidas permeables (RGP). «También dejan pasar el oxígeno, al principio se toleran un poco peor, pero ofrecen más calidad visual», explica el director médico del ICQO.
Errores al usar lentillas
Uno de los errores más frecuentes que cometen los usuarios de lentes de contacto es llevarlas más tiempo del recomendado e incluso dormir con ellas. «Un error garrafal», coinciden todos los expertos. «Además de los problemas visuales que puede conllevar, si se abusa puede llegar el día en que nuestro ojo no las tolere más».
Tampoco es recomendable limpiarlas bajo el grifo ni ducharse con ellas puestas ni mucho menos bañarnos en agua dulce (piscinas, lagos, ríos…) porque el riesgo de infección es muy alto. «Y no es ninguna broma, estamos hablando de poder llegar a perder el ojo», se pone serio el doctor Durán de la Colina. El mantenimiento es otro de los puntos débiles de los usuarios de lentes de contacto. «Se debe ser muy escrupuloso. No solo hay que cambiar el líquido a diario que, por cierto, caduca a los tres meses de abrirlo, sino que también tenemos que lavar el estuche, que algunos tienen hasta mejillones».
Alergia y lentillas
Las alergias primaverales afectan a las vías respiratorias, pero también a los ojos. Sequedad, lagrimeo, picor, sensación de ardor… Unas molestias que con lentillas todavía se vuelven más incómodas. Aquí, una serie de consejos para aliviar los síntomas.
- Exponerse lo menos posible: Es lo más evidente, pero también lo más difícil de cumplir, porque muchas veces no se puede evitar. La mejor hora para salir es la tarde.
- Protegerse al salir a la calle: «Es conveniente utilizar gafas de sol para proteger nuestros ojos y, cuanto más grandes, mejor. También es aconsejable usar mascarillas los días de más polinización», explican en General Óptica.
- Darse una ducha al volver a casa: De esta manera, eliminaremos el polen que se haya podido acumular en el cuerpo y en el pelo.
- Tender la ropa en el interior: Además de meterla en la lavadora nada más llegar a casa, «es aconsejable colgarla dentro para que no se vuelva a llenar de polen».
- Limpia la casa más a menudo: Es la forma de mantener al polen alejado. «Lo ideal es usar trapos húmedos porque lo atrapan mejor».
- Mantén las ventanas cerradas: «10 minutos valen para ventilar. Las mejores horas son antes del amanecer, al finalizar la tarde y pronto por la noche, cuando menos concentración de polen hay».
- Usa filtros especiales: Se pueden poner en el aire acondicionado para tener la casa más limpia. También se pueden usar máquinas purificadoras de aire.
- No frotarse los ojos: Se irritan e incluso se pueden infectar.