Hoy en día las primeras pruebas visuales de agudeza a los niños se realiza por parte del pediatra a los 4 años, quien en caso de detectar algún problema le remitirá al oftalmólogo.
La batalla contra los problema de vista en los niños es una carrera contrarreloj, y realizar las pruebas visuales cuanto antes, una necesidad. Un defecto visual en la infancia, cuanto antes se detecte por el especialista, es mas fácil de tratar para conseguir una buena agudeza visual.
Las primeras pruebas visuales que se hacen a los recién nacidos tienen lugar en las primeras visitas al pediatra, donde se les realiza la prueba del llamado «reflejo rojo» (solo se precisa un oftalmoscopio) para ayudar a detectar problemas graves (cataratas, alteración corneal, tumores). Estas pruebas visuales son de gran ayuda para el diagnóstico precoz de estas patologías, según nuestras especialistas en oftalmología pediátrica, las doctoras Miriam Folgado y Nagore Urrestarazu. Después, a los 4 años se hace la primera prueba de agudeza visual por parte del pediatra.
Cuando existen antecedentes familiares con problemas oculares, o cuando el niño muestra un signo evidente de estrabismo, el problema refractivo es fácil de detectar de una manera precoz ya que consultan antes con el oftalmólogo, y es él quien realiza dichas pruebas visuales. Sin embargo, no es lo más habitual y los casos menos evidentes no se detectan hasta que los niños van al pediatra, en el mejor de los casos, en la prueba de agudeza visual a los 4 años.
Recomendaciones ICQO para pruebas visuales
Desde el ICQO indicamos la idoneidad de realizar las pruebas visuales a partir de los dos años y medio o 3 años, para descartar cualquier patología. También es importante que los padres estén atentos al comportamiento visual de su hijo y ante cualquier duda que acudan al oftalmólogo.
Las afecciones más comunes en los niños son los defectos de graduación o refracción que afectan al 18-20% de los niños entre 0 – 7 años. Se trata de afecciones determinadas genéticamente e incluso ligadas a la raza.
Otra patología es el estrabismo. Se trata de una pérdida de paralelismo ocular, en el que se observa una desviación de los ojos hacia dentro o hacia fuera que puede ir acompañado de ojo vago (ambliopía). En estos casos también es muy importante la detección precoz, porque a partir de los cuatros años es mas difícil remontar el ojo vago y llegar al 100 % de agudeza visual en cada ojo, que se debería alcanzar a los 8 años.
En el tratamiento del estrabismo hay que abarcar tanto la corrección de la desviación de los ojos como el ojo vago. En unos casos solo con el uso de la gafa correctamente graduada se corrige todo el problema. En otras ocasiones hay que tratar el ojo vago haciéndole trabajar penalizando el ojo bueno (dominante) con oclusiones con parches, filtros en la gafa y por otra parte tratar la desviación con toxina botulínica (Botox o similar) y/o la cirugía.
Otra patología es la obstrucción del conducto lacrimonasal. Se caracteriza por secreción que forma de legañas y lagrimeo. En este caso el masaje con los dedos del saco lagrimal y la administración de antibióticos tópicos es el tratamiento de primera línea y puede solucionar el problema en un 95% de los casos antes del año y en un 98% antes de los 18 meses. Si el problema persiste puede requerir un sondaje de la vía lagrimal que tiene una alta tasa de éxito.
La detección temprana de los problemas de visión en la infancia es fundamental porque cuanto antes se empiecen a tratar, hay más posibilidades de que se resuelvan. Es por eso que nuestros médicos recomiendan las realizar las visuales cuanto antes.