La vuelta al cole impacta directamente en la rutina y en la vista de los más pequeños (y los no tan pequeños). Desde ICQO recordamos que la vista es uno de los factores más influyentes en el rendimiento escolar de los niños y por eso, debemos prestar atención a su salud ocular y realizar una revisión oftalmológica en caso de detectar ciertos síntomas.
La Dra. Nagore Urrestarazu, especialista en oftalmología pediátrica y estrabismo, responde las preguntas más habituales y nos da algunos consejos para hacer frente al comienzo del curso:
Mi hijo no ve la pizarra. ¿Qué hago? Dice que el año pasado tampoco la veía… ¿Cómo no me he dado cuenta antes?
Si nuestro hijo se queja de mala visión de lejos, de no ver bien la pizarra, hay que solicitar una cita en la consulta, ya que lo más frecuente es que pueda tener un defecto de graduación que necesite corrección con gafas. Los más habituales que vemos en consulta en edad infantil y adolescente son la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo.
En muchas ocasiones, los niños no suelen manifestar quejas oftalmológicas y somos nosotros, los adultos, los que tenemos que estar un poco alerta para ver si se acercan a la pizarra, a la tele, a la lectura o bien si se quejan de ojos rojos y cefalea. Hay que estar atentos y sobre todo hacer revisiones en la consulta aproximadamente cada 2 años para poder corregir cualquier defecto a tiempo.
¿Cómo sé si mi hijo tiene conjuntivitis alérgica? ¿Cuáles son sus síntomas?
Los síntomas más habituales en una conjuntivitis alérgica en niños suelen ser normalmente: ojos rojos, picor ocular, lagrimeo, fotofobia (que es una molestia ante la luz intensa ante el sol, al salir a la calle) y frotarse mucho los ojos. Esa es la clínica más habitual que suelen tener los niños cuando vienen a la consulta.
Mi hijo no quiere llevar gafas. ¿Existen lentillas para niños? ¿Hasta qué punto son recomendables?
Sí que hay un uso de lentes de contacto para la miopía, que sirven para frenar su progresión y tienen uso médico. Si un niño no quiere gafas, se debe tener en cuenta la edad, ya que se necesitan unas mínimas condiciones de higiene como lavarse las manos. Lo más recomendable sería empezar a utilizar lentes de contacto a partir de la adolescencia o de los 11-12 años siempre y cuando el niño sea lo suficientemente responsable y esté supervisado por los padres.
Está todo el día con el móvil. ¿Cómo afectan las pantallas a la vista?
En los últimos años, debido a un aumento del uso excesivo de pantalla del teléfono móvil de cerca, estamos viendo un aumento muy importante de miopía en niños y adolescentes. Tanto en la edad de aparición: están apareciendo miopías antes, como también en el número de dioptrías que presentan los pacientes. Es decir, hay que intentar controlar y hacer un uso responsable de las pantallas, ya que puede provocar miopización, que es lo más importante, y también fatiga visual, que tiene un tratamiento más fácil, pero puede provocar clínica como dolor de cabeza, pesadez y picor ocular.
¿Se puede hacer algo para prevenir la aparición de miopía?
En principio, la miopía tiene un componente genético sobre el cual no podemos ejercer ningún tipo de influencia. Sin embargo, tiene otro factor ambiental que hace que vaya aumentando y sobre ese factor sí que podemos influir. Lo que hay que intentar hacer es que los niños no estén todo el rato enfocando de cerca, bien sea con pantallas o bien con el uso de lecturas… es decir, evitar un abuso de exceso de acomodación de cerca. Hay que intentar que salgan a la calle, para que enfoquen de lejos y estén en ambientes de claridad. Es lo que solemos recomendar para evitarlo.
Mi hijo de 8 años parpadea mucho y dice que le pican los ojos. ¿Qué puede ser?
Cuando hay un parpadeo excesivo acompañado de picor es habitualmente por conjuntivitis alérgica, pero también puede estar provocado por una hipermetropía alta que hay que diagnosticar y tratar, y en algunos casos también puede ser un tick motor (que no tiene importancia), pero también hay que saber diagnosticar y descartar que sea una cosa u otra, por lo que se debe acudir a consulta.
En caso de detectar síntomas que no sabemos identificar ¿Qué debemos hacer?
En estos casos, lo más recomendable es coger cita y venir al ICQO. De esta forma, saldremos de dudas mediante una exploración en consulta.
Mi hijo recién nacido tuerce los ojos a veces… ¿Es importante?
Los primeros 6 meses después del nacimiento entra dentro de lo normal desviar un poco los ojos, porque forma parte del desarrollo normal de la visión. Si a partir de los 6 meses vemos que el niño continúa desviando, hay que coger una cita para una revisión oftalmológica completa.
La importancia de la revisión de la vista a tiempo ¿Cuándo tengo que llevar a mi hijo al oftalmólogo?
Si nuestro hijo no tiene antecedentes oftalmológicos de interés en la familia, la primera revisión se suele recomendar con 4 años de edad, a partir de ahí, si no hay ningún problema, normalmente damos las revisiones cada 18 o 24 meses.
Por otro lado, si hay antecedentes oftalmológicos de importancia en la familia, se da la cita lo antes posible y se harán las revisiones posteriores en función de la patología y las necesidades que requiera el niño. En principio, de manera habitual, cuando sí hay antecedentes, la primera consulta suele ser en torno a los 4 años, que es cuando el niño puede empezar a colaborar con nosotros y a participar, para decirnos las visiones y crear una consulta que sea provechosa.
Consejos para una buena salud ocular
Para finalizar, resumimos las recomendaciones a seguir para la mejor salud ocular de los niños:
- Acudir al especialista sobre los cuatro años, antes de empezar la primaria, salvo que se perciba alguna anomalía antes.
- Es conveniente que los más pequeños se hagan una revisión cada año o cada dos años. Lo ideal sería hacerlo a la vuelta al cole, para confirmar que el niño ve bien y su salud ocular está en perfectas condiciones para empezar el curso escolar.
- Para detectar anomalías, es importante estar pendientes ante determinados síntomas visuales. Como por ejemplo: acercarse al televisor u otras pantallas para ver mejor, tener desinterés o dificultades con la lectura o dolores de cabeza al final del día.
- Disponer de una buena iluminación al realizar tareas de cerca, como por ejemplo al leer, dibujar o hacer deberes, para que no sea necesario forzar la vista y proteger su visión.
- Por último, intensificar las actividades al aire libre para evitar el uso de pantallas y dispositivos móviles.