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¿Ojos rojos después de un baño? ¡Cuidado con la conjuntivitis en la piscina!

Conjuntivitis piscina infecciones oculares

El verano es sinónimo de sol, calor y, para muchos, ¡chapuzones en la piscina o la playa! En Bilbao, sabemos lo importante que es disfrutar de nuestras zonas de baño para refrescarnos. Sin embargo, en el ICQO, vemos con frecuencia cómo la diversión veraniega puede venir acompañada de molestias oculares si no tomamos las precauciones adecuadas. Hablamos, por supuesto, de la temida conjuntivitis en la piscina.

Conjuntivitis en la piscina

¿Qué es la conjuntivitis y por qué aparece en la piscina?

La conjuntivitis es la inflamación de la conjuntiva, una membrana transparente y delgada que recubre el interior de los párpados y la parte blanca del ojo (la esclera). Cuando esta membrana se inflama, los vasos sanguíneos se dilatan, dando ese aspecto rojizo tan característico.

La conjuntivitis en la piscina suele aparecer por el contacto con agentes irritantes o infecciosos presentes en el agua. Aunque parezca que el agua de la piscina está limpia, puede esconder “sorpresas” para tus ojos. Desde el Ministerio de Sanidad se encuentra SILOÉ, el Sistema de Información Nacional de Piscinas, un sistema de información sanitario que recoge datos sobre las características de las piscinas en España y regula la calidad de su agua.

Factores que causan conjuntivitis en la piscina

Las causas más frecuentes de la aparición de una conjuntivitis en la piscina están relacionadas mayormente con estos tres factores principales:

El cloro y otros químicos:

  • Irritación por exceso de cloro: El cloro es fundamental para desinfectar el agua, pero un exceso o una exposición prolongada pueden irritar directamente la conjuntiva y alterar la película lagrimal natural que protege el ojo. Esto debilita las defensas de tu ojo, haciéndolo más vulnerable a otros agentes y causando conjuntivitis en la piscina.
  • Cloraminas: Cuando el cloro reacciona con impurezas como sudor, orina o productos cosméticos, se forman cloraminas. Estas son aún más irritantes que el cloro en sí y son las responsables del fuerte “olor a piscina” que muchos asocian erróneamente con limpieza.

Bacterias y virus en el agua:

  • Contaminación: Si el agua de la piscina no está adecuadamente tratada o filtrada, se convierte en un caldo de cultivo ideal para microorganismos patógenos.
  • Adenovirus: Este virus es uno de los principales responsables de la conjuntivitis vírica, una forma de conjuntivitis muy contagiosa y frecuente en entornos de piscinas.
  • Bacterias: Diferentes tipos de bacterias también pueden causar conjuntivitis si entran en contacto con los ojos en un ambiente acuático contaminado.

Contaminantes físicos:

  • Arena y partículas: Especialmente en piscinas al aire libre, partículas de arena, polvo o pequeños residuos pueden entrar en los ojos e irritar la conjuntiva directamente.

Síntomas de la conjuntivitis:

  • Ojo rojo (Hiperemia Conjuntival): El síntoma más evidente.
  • Picazón o escozor ocular: Una sensación de quemazón o irritación.
  • Lagrimeo excesivo: Los ojos producen más lágrimas de lo normal.
  • Sensación de cuerpo extraño: Como si tuvieras arena en los ojos.
  • Secreción ocular: Puede ser acuosa (como agua), mucosa (blanquecina) o incluso purulenta (amarillenta o verdosa, indicando infección bacteriana).
  • Párpados inflamados: Pueden aparecer hinchados y sensibles al tacto.
  • Sensibilidad a la luz (Fotofobia): La luz brillante puede resultar molesta.

¿Cómo actuar si aparecen síntomas?

Es crucial entender que, si bien una irritación leve puede pasar desapercibida, algunas conjuntivitis en la piscina son causadas por infecciones virales o bacterianas y pueden ser muy contagiosas, requiriendo atención médica profesional o bacterianas que requieren atención médica. Es por eso que es esencial prevenir estas situaciones y estar alerta, confiando siempre en un profesional.

¿Tienes dudas sobre tus ojos este verano? Pide cita en ICQO y nuestros especialistas te ayudarán a disfrutar de la tranquilidad de una buena visión durante todo el año.

¿Quiénes tienen mayor riesgo de conjuntivitis?

Aunque cualquiera puede desarrollar conjuntivitis después de un baño, algunos perfiles son más susceptibles:

  • Niños: Suelen pasar más tiempo bajo el agua, se frotan los ojos con mayor frecuencia y, a veces, ignoran las precauciones.
  • Usuarios de Lentes de Contacto: Las lentillas pueden atrapar microorganismos entre la lente y la superficie ocular, aumentando exponencialmente el riesgo de infección grave. ¡No uses lentillas en la piscina!
  • Personas con Ojos Sensibles o Alergias Oculares Preexistentes: Sus ojos son más propensos a irritarse o reaccionar a los químicos y alérgenos del agua.
  • Usuarios Frecuentes de Piscinas Públicas con Alta Afluencia: A mayor número de bañistas, mayor es la carga de microorganismos y químicos en el agua.

Cómo prevenir la conjuntivitis en la piscina: Consejos de tu oftalmólogo en Bilbao

Afortunadamente, puedes reducir significativamente el riesgo de sufrir esta molesta infección ocular siguiendo algunas medidas preventivas muy sencillas:

1. Usa gafas de natación:

¡Este es el consejo número uno! Las gafas protectoras crean una barrera física, evitando el contacto directo de tus ojos con el cloro, las cloraminas, bacterias y cualquier residuo en el agua. Son especialmente recomendables para niños y para adultos con ojos sensibles. Asegúrate de que ajusten bien para evitar filtraciones.

2. Evita abrir los ojos bajo el agua (sin gafas):

Incluso si la piscina parece cristalina, es mejor mantener los ojos cerrados si no llevas gafas. No te confíes.

3. Dúchate antes y después del baño:

  • Antes: Una ducha rápida antes de entrar a la piscina ayuda a eliminar sudor, lociones y restos de productos de tu cuerpo que, al reaccionar con el cloro, forman cloraminas irritantes.
  • Después: Ducharse al salir ayuda a eliminar los restos de cloro y otros irritantes de tu piel y cabello, reduciendo también la exposición de tus ojos.

4. ¡No usar lentes de contacto en la piscina!

Las lentillas actúan como un imán para los microorganismos. Si necesitas corrección visual, opta por gafas de natación graduadas. Si accidentalmente las usaste, deséchalas de inmediato y no te frotes los ojos.

5. Lávate bien las manos:

Siempre que vayas a tocarte los ojos, asegúrate de tener las manos limpias, especialmente después de haber estado en una piscina pública.

6. Higiene de objetos personales:

No compartas toallas, gafas de natación, gotas para los ojos o productos cosméticos. Estos objetos pueden ser vectores de contagio. Asegúrate de lavar tus gafas de natación con agua y jabón y dejarlas secar al aire después de cada uso.

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