Cada vez estamos más concienciados de la necesidad de proteger nuestra piel en verano de los rayos de sol. Sin embargo, a veces se olvida que los ojos también necesitan estar protegidos para evitar daños oculares de por vida. Los ojos, al igual que la piel, también tiene memoria y los efectos de los rayos de sol se acumulan en estos, pudiendo llegar a producir consecuencias graves en algunos casos. El doctor Javier Araiz, Director Científico del Instituto Clínico Quirúrgico de Oftalmología (ICQO) y especialista en retina, ofrece algunos consejos y recuerda que “el uso de gafas de sol en verano, incluso los días nublados, es indispensable para evitar los rayos solares que actúan incluso con nubes”.
De hecho, la protección de los ojos en verano empiezan con unas gafas de sol que aíslen de la radiación solar, con unos cristales homologados y un buen filtro solar, es decir, compradas en ópticas y no dejarse llevar por el diseño y la moda. Asimismo, un consejo fundamental es no relajarse los días nublados, dado que los rayos solares actúan durante todo el día, haya o no haya nubes.
Las recomendaciones se intensifican especialmente en los niños, dado que sus ojos son más sensibles a la luz solar debido a que su cristalino no regula del todo la penetración de la radiación. Además, hay que tener en cuenta que jóvenes y niños permanecen durante mucho tiempo al aire libre en verano, la mayor parte de él sin protección en sus ojos. Además de usar gafas de sol, a partir de los 5 o 6 años, el doctor Araiz recomienda el uso de gorros y sombreros y evitar la exposición en las horas de máxima intensidad, de las doce del mediodía a las cuatro de la tarde.
En el agua, sin lentillas
El uso de lentillas en el agua puede provocar multitud de infecciones oculares. Una lentilla funciona como una esponja, es decir, en contacto con algún fluido lo absorbe hasta quedar empapado. Cuando una persona se baña con lentillas, al abrir los ojos, estas se empapan de cloro y antialgas que se quedan en el ojo. Unos microbios que a la larga pueden provocar infecciones, conjuntivitis o queratitis, inflamación de la córnea. Algo que ocurre principalmente en las piscinas, ya que el agua de la piscina contiene cloro y numerosos antialgas, que no generan ningún tipo de reacción en el cuerpo humano, pero sí en los ojos.
Hidratarse y alimentarse adecuadamente
La alimentación está estrechamente relacionada con el cuidado de la vista. En verano, la alimentación es mucho más ligera y compuesta por ensaladas, frutas o verduras, alimentos ideales para cuidar nuestros ojos. Aquellos alimentos ricos en antioxidantes como las frutas tropicales, los cacahuetes, las legumbres o el pescado reducen el riesgo de padecer cataratas, actúan como protectores de la luz y luchan contra los radicales más nocivos para la vista.
Factores externos
Por otro lado, un ambiente seco y los aires acondicionados son uno de los peores enemigos del ojo. En los locales climatizados, el aire es muy seco y se renueva poco, dos elementos que provocan que la lágrima del ojos e evapore con más rapidez. Para evitar la excesiva sequedad, el especialista del ICQO recomienda colocar varios recipientes de agua repartidos por el lugar donde se encuentra la persona o tener plantas. Ambos elementos ayudan a humedecer el ambiente y evitar que aparezcan las molestias oculares. Es muy importante cuidar la hidratación en el ojo para evitar o evitar que se agudice la enfermedad del ojo seco. En la playa por ejemplo es recomendable parpadear varias veces para eliminar la arena que con el viento se haya podido introducir en los ojos. Otro consejo del oftalmólogo es tener a mano una botella con agua mineral para enjuagar los ojos al salir de la piscina o del mar para eliminar el cloro, la arena y el agua salada, para prevenir posibles irritaciones.
Alergias en los ojos y conjuntivitis
Aunque dada la climatología vasca, Euskadi está más a salvo de las sequías, el descenso de las lluvias en verano, incrementa el número de partículas en suspensión en el aire y genera un ambiente cargado capaz de provocar alergias oculares. Para evitarlo, los especialistas recomiendan usar gafas de sol, que reducen el contacto de los alérgenos con los ojos.
La conjuntivitis, una de las infecciones oculares más frecuentes y molestas, también ataca fuerte en verano y afecta a cerca del 25% de la población, tanto a niños como a mayores. Las causas provienen de temperaturas cálidas y el contacto con aguas no tratadas como ríos, lagos o playas y también por el tratamiento que se utilizan en las piscinas. En el caso de las piscinas, es recomendable utilizar gafas de natación, ya que el cloro empeora las conjuntivitis alérgicas.
Es importante si surge algún problema, no automedicarse con colirios sin la supervisión de un especialista. Hay que acudir al oftalmólogo en el momento en el que se empiecen a notar los primeros síntomas de alergia para tratarlo lo antes posible. Es importante tener especial cuidado con los niños y acudir al especialista si sus ojos están irritados o enrojecidos, incluso sin haber ido a la piscina.
Algunos consejos para cuidar los ojos
- Utilizar gafas de sol incluso los días nublados, especialmente en los niños (o gorras), para evitar la radiación solar en los ojos.
- Usar gafas de sol para reducir evitar las alergias oculares y el contacto de los alérgenos con los ojos.
- Evitar bañarse en el agua con lentillas para eludir las infecciones oculares.
- Hidratar el ojo y protegerlo de ambientes secos colocando recipientes de agua.
- Al salir de la playa parpadear varias veces para eliminar la arena que el viento haya podido introducir en los ojos.
- Al salir de la playa y la piscina limpiarse el ojo con una botella de agua mineral para eliminar el cloro y el agua salada.
- Ingerir alimentos ricos en antioxidantes como las frutas tropicales, los cacahuetes, las legumbres o el pescado que actúan como protectores de la luz y luchan contra los radicales más nocivos para la vista.